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CARO DIARIO

Hoy vengo a hablarte de café

Hace unos años, nuestro compañero y amigo Nikita, recientemente nacionalizado español, estuvo explorando la posibilidad de montar una tienda de café de especialidad. “Los españoles no pagamos tres euros por un café”, le dijimos. 

Pues bien, hay un momento en que la vida da un giro y te vuelves un apasionado del café de especialidad. Tanto que te recorres media ciudad en busca de un café latte cualquier día a media mañana. Comentas, consultas, aconsejas, buscas nuevos descubrimientos. Y te das cuenta de que sí, saber apreciar un buen café es un poco como saber apreciar la vida. 

En los locales de café de especialidad el tiempo transcurre sosegado, la prisa no existe, solo el respeto y la pasión por el producto. Eso es lujo. Porque hoy en día el lujo es lentitud y sosiego. Es dedicar tiempo a observar, descubrir y saborear. Ritualizar el proceso y sumarle belleza a la costumbre de tomar un café. De Kenia, de Colombia, afrutado, más dulce, amargo, intenso. Un poco como las personas. Y siempre sin azúcar. 

Uno de los primeros cafés de especialidad que probé en València fue Bluebell Coffee. Me lo descubrió mi hermana, la misma semana en que se compró unas gafas de sol de Dolce & Gabanna que parecían un disfraz, tenía que contarlo. 

Después llegaron los cafés preparados en la oficina por Nikita, con los que consiguió hacernos ver la variedad de matices que puede llegar a ofrecer un buen café preparado con cariño y saber hacer. 

Muchas de las cosas importantes en la vida llegan por casualidad. Y así fue como, en plena post pandemia, descubrí Goat Coffee Store, un pequeñísimo local que ofrece un grandísimo café y que para mí, al menos de momento, tiene el primer puesto. 

Más tarde, hemos podido observar cómo un pequeño local al final de la calle Císcar y rodeado de bares y cafeterías, sobrevivía a base de calidad, cariño, simpatía y absoluta pasión por cada grano. Allí capuccino de canela, siempre. 

Últimamente frecuentamos Bastard Coffee, con sus cortados tamaño café con leche con los que puedes pasar la mañana viendo la cadencia de Reino de València. Y el último descubrimiento, Tallat, en el barrido del Cabanyal. 

Nikita nunca llegó a abrir su tienda de especialidad, pero consiguió enamorarnos del café de especialidad. Hace días que no viene a la oficina, porque anda ocupado con dos pequeñas y preciosas gemelas, pero la última vez que nos vimos, nos obsequió con una maravillosa infusión de cáscara de café.